lunes, 14 de mayo de 2012

Motivos para la creación de YPF, ANCAP y PEMEX


Argentina, 1922

YPF Y LA NACIONALIZACIÓN DEL PETROLEO

[Enrique Mosconi (1877-1940). Fue un militar e ingeniero argentino, conocido principalmente por haber sido pionero en la organización de la exploración y explotación de petróleo en Argentina. Fue el ideólogo y primer director de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF)]

 El 16 de octubre de 1922 Mosconi fue nombrado director General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), donde permanecería por ocho años, dedicando grandes esfuerzos para incrementar la exploración y desarrollo de la extracción de petróleo.

YPF recibió un monto inicial de 8 millones de pesos de parte del gobierno nacional, y desde ese momento fue autosuficiente, financiándose a sí misma con las ganancias provenientes de la extracción de petróleo y, por supuesto, sin préstamos ni inversiones extranjeras. En 1925 Mosconi consideró la posibilidad de una sociedad mixta estatal y privada, pero en 1928 se retractó al expresar: “No queda otro camino que el monopolio del Estado pero en forma integral, es decir, en todas las actividades de esta industria: la producción, la elaboración, el transporte y el comercio [...] Sin monopolio del petróleo es difícil, diré más, es imposible para un organismo del Estado vencer en la lucha comercial las organizaciones del capital privado”.

Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieren enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al capital extranjero, para favorecer a éste con las crecidas ganancias que de tal actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera”, señalaba en aquel tiempo.

Entre 1927 y 1928 Mosconi recorrió América Latina informando a las autoridades sobre la experiencia argentina con los combustibles fósiles, promoviendo la integración de esfuerzos en materia de petróleo. Mosconi fue el mayor impulsor de una política nacional que puso los recursos naturales al servicio del desarrollo económico, industrial y social de la Nación. Defendió la nacionalización de estos recursos, un absoluto monopolio estatal en su exploración y explotación, la necesidad de los países latinoamericanos de tomar medidas coordinadas en este asunto, y la promulgación de leyes relacionadas con los recursos naturales que fueran ventajosas para los intereses de los estados nacionales. La influencia de esta doctrina tuvo impacto en México, Brasil, Uruguay, Bolivia y Colombia.

Uruguay, 1931

Sobre la creación de ANCAP

El monopolio de los alcoholes se encontraba en discusión legislativa desde el año 1902, mientras que el de refinación de petróleo y fabricación de portland desde 1929. Diez años antes de la creación de Ancap, don José Batlle y Ordóñez comenzaba, desde tribunas y en editoriales del diario El Día, su prédica a favor de la creación del ente energético: “La República envía al exterior en pago de alcohol, kerosene y bencina, más de seis millones de pesos por año. Una buena parte del oro que entra en ella, a cambio de sus productos, vuelve a salir inmediatamente a cambio de esos artículos. Y esa masa de dinero que se va, al par que aminora nuestra riqueza, contribuye poderosamente a inclinar en contra de nosotros la balanza del comercio internacional y a pagar las diferencias de cambio como las que agobian a nuestra importación”. En otros escritos, el líder del Partido Colorado, señalaba: “La República, puede, no obstante librarse de los enormes tributos que pagamos, produciendo ella misma el combustible que necesita, pudiendo ahorrar anualmente, mediante su propia industria lo que ahora paga anualmente sin necesidad”.

Con la dramática crisis del capitalismo, del año 1929 -que ocurre el mismo año en que muere José Batlle y Ordóñez- muchos políticos parecieron tomar conciencia de la necesidad que el monopolio del alcohol, junto con la importación del petróleo crudo, eran un campo básico y una estrategia fundamental para la actividad económica de nuestro país.

La oposición en contra
No todos estaban de acuerdo con la creación de Ancap. Alguna prensa de la época atacaba con fuertes editoriales la postura del gobierno batllista en materia de monopolizaciones y arremetía, también, contra legisladores de la oposición que habían acompañado, con su voto, la iniciativa de crear Ancap.
El 18 de octubre de 1931, encontramos en “La Tribuna Popular”, un diario identificado con los sectores herreristas del Partido Nacional, un editorial donde se manifiesta: “El batllismo -si no se pone coto a sus atropellos- nos conducirá al sovietismo. El monopolio de la industria de los combustibles, es acabadamente leninista y no sólo atenta el derecho inalienable de la iniciativa particular, sino que sembrará desconfianzas que impedirán la implantación de nuevas industrias, con grave perjuicio a nuestra economía”.
¿Quién será el guapo que se atreva a establecer una nueva industria bajo la vehemencia monopolizadora del batllismo?”, se preguntaba el editorialista. Para terminar afirmando, después de otras consideraciones, con esta reflexión: “A esto nos conducirá el sovietismo batllista, que no ha hecho otra cosa, que fomentar en todo el curso de su actuación pública, con fines electorales, la empleomanía…”.

La oposición a favor

Por su parte, otro vocero del Partido Nacional, el diario El País, sostenía en la página 7 del 16 de octubre de 1931: “Los partidos que constituyen las dos grandes mayorías del electorado de la República, han eliminado las diferencias de carácter político que impedían la sanción de leyes que estimularan a la agricultura y que tendieran a afirmar la independencia económica de nuestro país. Entre esas leyes, figura la que crea un organismo autónnomo del Estado para fabricar alcohol, portland y para refinar el petróleo o sus derivados”.
Más adelante, se puede leer en este editorial: “El alcohol, será extraído de productos agrícolas especialmente del maíz y del boniato, abriéndose en la agricultura un amplio y remunerado campo interno…”. En lo referente al portland, el matutino señalaba: “La fabricación de portland por el Estado, tiene por objeto utilizarlo en las obras nacionales y municipales, para que éstas sean construidas al mínimo costo, como medio de hacerlas menos gravosas para los contribuyentes”.

México, 1938

Fragmento del Discurso del Presidente Lázaro Cárdenas con motivo de la Expropiación Petrolera.
Palacio Nacional, a 18 de marzo de 1938.

“Para mayor justificación del acto que se anuncia, hagamos breve historia del proceso creador de las compañías petroleras en México y de los elementos con que se han desarrollado sus actividades.
Se ha dicho hasta el cansancio que la industria petrolera ha traído al país cuantiosos capitales para su fomento y desarrollo.
Esta afirmación es exagerada. Las compañías petroleras han gozado durante muchos años, los más de su existencia, de grandes privilegios para su desarrollo y expansión; de franquicias aduanales; de exenciones fiscales y de prerrogativas innumerables, y cuyos factores de privilegio, unidos a la prodigiosa potencialidad de los mantos petrolíferos que la nación les concesionó, muchas veces contra su voluntad y contra el derecho público, significan casi la totalidad del verdadero capital de que se habla.
Riqueza potencial de la nación; trabajo nativo pagado con exiguos salarios; exención de impuestos; privilegios económicos y tolerancia gubernamental, son los factores del auge de la industria del petróleo en México.
Examinemos la obra social de las empresas: ¿En cuántos de los pueblos cercanos a las explotaciones petroleras hay un hospital, una escuela o un centro social, o una obra de aprovisionamiento o saneamiento de agua, o un campo deportivo, o una planta de luz, aunque fuera a base de los muchos millones de metros cúbicos del gas que desperdician las explotaciones?
¿En cuál centro de actividad petrolífera, en cambio, no existe una policía privada destinada a salvaguardar intereses particulares, egoístas y algunas veces ilegales? De estas agrupaciones, autorizadas o no por el Gobierno, hay muchas historias de atropellos, de abusos y de asesinatos siempre en beneficio de la empresas.
¿Quién no sabe o no conoce la diferencia irritante que norma la construcción de los campamentos de las compañías? Confort para el personal extranjero; mediocridad, miseria e insalubridad para los nacionales. Refrigeración y protección contra insectos para los primeros; indiferencia y abandono, médico y medicinas siempre regateadas para los segundos; salarios inferiores y trabajos rudos y agotantes para los nuestros.”


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