viernes, 7 de octubre de 2011

LA REVOLUCIÓN RUSA

1. La revolución soviética y la dictadura de Stalin
 

Introducción

La revolución rusa fue uno de los acontecimientos clave de la historia del siglo XX. La primera guerra mundial sometió a tensiones brutales a la sociedad rusa y provocó la revolución que acabó con la autocracia zarista. Tras una efímera experiencia liberal, en noviembre de 1917 triunfó la primera revolución comunista de la historia.


Lenin dirigió con mano de hierro al nuevo estado soviético a través de un período de horror y calamidades. La primera guerra mundial, la revolución y la guerra civil golpearon duramente al tejido social ruso.


Stalin, su sucesor, concluyó la construcción de la dictadura comunista. La economía fue centralizada por el Estado y el poder político quedó en manos del dictador que controlaba férreamente al partido comunista y a la sociedad soviética. El terror estalinista configuró uno de los grandes regímenes totalitarios del siglo XX. 


El Imperio ruso zarista


En 1914 el imperio zarista era una gran potencia que se extendía por veintidós millones de kilómetros cuadrados a lo largo de Europa y Asia y contaba con ciento setenta millones de habitantes.


Aunque los campesinos analfabetos seguían siendo la mayoría de la población del imperio, la inversión extranjera propició una intensa industrialización en unos pocos núcleos industriales. El sistema político seguía, sin embargo, inalterado. Rusia era una autocracia con un Zar con poder absoluto.


Diversos grupos clandestinos luchaban contra la monarquía rusa. Entre ellos, destacaba un pequeño grupo de marxistas revolucionarios dirigidos por Lenin. Conocidos como los bolcheviques, defendían una visión radical de marxismo con la disciplina propia de una organización clandestina.



La guerra mundial iniciada en 1914 fue especialmente dura en Rusia. En un país atrasado, el esfuerzo bélico (a mediados de 1915 los rusos habían sufrido más de dos millones de bajas) y la escasez de alimentos y combustible derrumbaron la moral de guerra de la población. Rusia se convirtió en el caldo de cultivo perfecto para la agitación revolucionaria. La situación terminó por estallar en marzo de 1917. 

La revolución soviética


Las penalidades de la guerra aumentaron el descontento de la población. Las derrotas en el frente, la escasez, el hambre llevaron a que en marzo de 1917 las protestas se extendieran en San Petersburgo. La negativa de las tropas a reprimir a la población precipitó la abdicación del zar y la proclamación de la república.


La revolución se radicalizó muy pronto. En octubre de 1917 los bolcheviques, dirigidos por Lenin y Trotsky, ejecutaron un golpe de estado que les llevó al poder. Rusia firmó el armisticio con Alemania en diciembre de ese año.


El triunfo bolchevique no fue fácil. Inmediatamente una coalición antibolchevique, apoyada por los países de la Entente, organizó el Ejército blanco que se enfrentó durante más de tres años al Ejército rojo comunista en una cruenta guerra civil. Tras la victoria bolchevique, en 1922 nació la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).


La muerte de Lenin en 1924 abrió por la lucha por la sucesión entre Trotsky y Stalin. La victoria de este último llevó al establecimiento de una cruel dictadura totalitaria en la URSS.



La dictadura de Stalin



A fines de los años 1920, Stalin había asentado su poder sobre estado soviético. Rápidamente tomó una decisión trascendental: era posible construir el socialismo en antiguo imperio ruso y para ello era necesario lanzarse a un proceso de industrialización acelerado.


Esta decisión se articuló en dos grandes medidas económicas:



·  La colectivización de la agricultura. Una medida que tuvo un enorme coste social y un escaso éxito económico.

·  La planificación central de la economía. Basada en la propiedad estatal de industrias y servicios, el gobierno elaboró planes económicos quinquenales que debían llevar a la vieja Rusia agraria a convertirse en una potencia industrial, objetivo que se alcanzó en gran medida pero con un gran coste humano.


Para conseguir la movilización general de la población soviética, Stalin estableció una de las más brutales dictaduras de la historia. Las grandes “purgas” en los años treinta y el establecimiento de un inmenso sistema de campos de concentración, el Gulag, permitieron al “Zar Rojo” controlar con mano férrea la sociedad soviética.



Tomado de:




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