lunes, 18 de junio de 2012

LA GUERRA FRÍA



Con el fin de la segunda guerra mundial en 1945, comenzó un largo enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética, las dos potencias industriales que desplazaron a Europa de su hegemonía internacional y se disputaron la supremacía mundial durante cuatro décadas. Estas potencias representaban concepciones económicas, sociales y políticas opuestas y creían que debían extender su sistema al resto del mundo. Detrás de esta idea había también intereses económicos, porque muchas colonias europeas que contaban con materas primas muy valiosas venían logrando su independencia, y las dos potencias trataban de tener influencia en estos nuevos países, para lo cual necesitaban de gobiernos amigos.

La doctrina truman

En 1948 el presidente estadounidense Harry Truman consideró que su país estaba obligado a mantener una política exterior intervencionista -esto es “meterse” en los asuntos políticos de todos los países a nivel mundial- con el objetivo de evitar la expansión de la Unión Soviética. Estados Unidos decía defender a los países del “mundo libre”, es decir, aquellos países donde los ciudadanos elegían libremente a sus gobernantes, optando entre dos o más partidos políticos, existía libertad de expresión y, en el plano económico, se respetaba la propiedad privada y las inversiones de los empresarios capitalistas, y la existencia de clases sociales según la riqueza que pudiesen generar las personas. La Unión Soviética, por su parte, representaba un modelo diferente, donde el Estado se había hecho cargo de la producción y la satisfacción de las necesidades básicas de la población, eliminándose la propiedad privada, pretendiendo hacer lo mismo con las clases sociales, para lo cual se consideraba necesario sustituir la democracia por el gobierno de un solo partido político, el Partido Comunista. Al terminar la segunda guerra mundial el “modelo soviético” (llamado socialismo real o comunismo), fue adoptado -a veces impuesto por la fuerza- en los países de Europa Oriental (Alemania Oriental, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria y Albania).

El presidente Truman consideró que su país debía liderar “el combate de la democracia contra el comunismo”, prestando ayuda económica, respaldo político e incluso militar a los países que se veían amenazados por el “enemigo comunista”, es decir, por todos los partidos comunistas que existían en muchos países del mundo y que recibían el respaldo político de la Unión Soviética. La primer decisión que los Estados Unidos tomaron al respecto fue ayudar económicamente a los países europeos destruidos por la guerra mundial, porque veían que la pobreza ocasionada por tantos años de guerra llevaba a muchos ciudadanos a votar por los partidos comunistas y socialistas en las elecciones.

En la década de 1950, en los Estados Unidos, la lucha contra el “enemigo comunista” se convirtió en una “cacería de brujas”, organizada por un senador del partido republicano, Joseph McCarthy, quien entendía que ser comunista o simpatizar con ellos era una actitud “antiestadounidense”. Por eso se dedicó a perseguir a quienes consideraba sospechosos de estar “con el comunismo” o de ser “espías”, atacando principalmente a personas vinculadas a la política, las universidades, los sindicatos y la cultura. El Partido Comunista de los EEUU fue prohibido. Esta actitud se conoció a partir de entonces como macarthismo, y se trasladó a todos los países donde de alguna forma comenzó a desarrollarse la “guerra fría”. En Uruguay estas actitudes comenzaron a darse a partir de 1960. 

 El mundo dividido en bloques

El enfrentamiento entre los EEUU y la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) por la supremacía mundial tomó con frecuencia la forma de un conflicto armado que nunca afectó sus territorios, sino que se jugó en terceros países, sin que las dos potencias lucharan directamente entre sí. Esto se debió a que ambas contaron con armamento nuclear que aseguraba la destrucción mutua en caso de enfrentarse militarmente. Cuando hicieron la guerra, la hicieron a través de algún aliado; cuando una de ellas intervenía directamente, la otra no lo hacía. Estos conflictos bélicos se conocen como “puntos calientes” de la guerra fría: fueron muy importantes la guerra de Corea (1950-1953) y la guerra de Vietnam (1965-1973), con la participación directa de los Estados Unidos.

Los carteles dicen: "No usar bajo ningún motivo porque el enemigo puede tomar represalias"
La ampliación de la hegemonía de los “dos grandes” -es decir, el predominio sobre determinadas regiones del planeta- se hizo a través de la intervención política y militar, pero fundamentalmente se implementaron alianzas militares, programas de ayuda económica y cultural. En menos de veinte años, el mundo quedó dividido en dos bloques de países: el bloque occidental, capitalista, también llamado por sus defensores “el mundo libre”, y el bloque oriental, socialista o comunista, liderado por la Unión Soviética.