lunes, 1 de agosto de 2011

La crisis del '29 y el Gople de Terra



La caída de la Bolsa de Nueva York en 1929 tuvo repercusiones de caracter mundial, provocó la caída de las exportaciones y una grave crisis económica, que vía Europa llegó a América Latina. En el caso de nuestro país, la grave crisis económica tuvo repercusiones de carácter socio-económico, sumado a discrepacias políticas que, finalmente, desembocaron en la dictadura de Terra.


El plan anticrisis y sus costos sociales
La dramática reducción de las exportaciones entre 1929 y 1932 se hizo sentir en todos los sectores. El Consejo Nacional de Administración propuso un plan para enfrentar la crisis. Las medidas pretendían no solo paliar el déficit de la balanza comercial, sino frenar la devaluación acelerada del peso uruguayo. 
Por distintas razones, las disposiciones perjudicaron tanto a los exportadores como a los importadores y a las empresas extranjeras.
La inflación desatada y el cierre de empresas repercutieron en los trabajadores. A fin de compensar la rebaja del salario real se instauró la "semana inglesa", que reducía el horario laboral, y se promovió una política de obras públicas contra la desocupación. Los efectos de la crisis golpearon a toda la población, pero las clases conservadoras no estaban dispuestas a pagar un precio tan alto y el problema se trasladó al plano político.


El golpe de Estado
En las elecciones de 1930 habían triunfado los batllistas, logrando la mayoría en el Consejo Nacional de Administración, al que correspondía la dirección de la política económica. El presidente Terra pronto marcó distancia del batllismo y discrepó con las medidas tomadas por C.N.A. En esto fue respaldado por los conservadores colorados, el herrerismo y el Comité de Vigilancia Económica. Como respuesta, el batllismo hizo acuerdos con el nacionalismo independiente, rama disidente de la mayoría herrerista, para impulsar el plan anticrisis.
La gran abstención en las elecciones de 1932, que debían renovar parcialmente los integrantes del Consejo de Administración, fue interpretada por Terra como un juicio negativo a la política del C.N.A. Convencido de que el presidente debía intervenir en la conducción económica y de que no podía esperarse hasta que hubiera una reforma constitucional, el 31 de marzo de 1933 disolvió el Consejo y las cámaras.
El golpe contó con la adhesión expresa del herrerismo, el riverismo y otros colorados conservadores; sus apoyos sociales fueron el Comité de Vigilancia Económica (con el predominio del sector agroexportador) y las clases conservadoras en su conjunto. En su contra, se contaron batllistas, nacionalistas independientes, socialistas y comunistas. La población, en general, no mostró mayor signo de resistencia.

Imágenes sobre el suicidio de Brum  (ex-presidente, colorado y batllistas),
su muerte representó el quiebre institucional  y una muestra de oposición al golpe de Terra.
La "República conservadora"
Durante la breve dictadura de Terra hubo persecución, prisión y exilio; censura de prensa y limitación de libertades, pero no se prohibió la actividad de los partidos. La intención del presidente y sus aliados fue poner un Ejecutivo fuerte en la dirección económica. Rápidamente se convocó una Convención Constituyente. La nueva Constitución fue plebiscitada en abril de 1934. En ese mismo acto se eligieron senadores y diputados, con la ausencia de nacionalistas independientes y batllistas, que no presentaron listas ni votaron. Una disposición excepcional habilitó a la Constituyente a elegir al presidente y éste a hacer lo propio con los gobiernos departamentales. El candidato único fue Gabriel Terra. En el Senado, según el acuerdo pactado, la mitad correspondió a los terristas y la otra a los riveristas. De este modo, se inauguró un nuevo período constitucional, marcado por la representación parcial del espectro político y la participación directa de  hombres del agro y la empresa en el gobierno.

Entre el intervencionismo y el capital privado
Pese a sus compromisos con los grupos vinculados al capital nacional y extranjero, Terra mantuvo cierta autonomía de acción. Aplicó políticas tendientes a favorecer a las empresas extranjeras, al sector agro-exportador y a la industria, pero no dudó en fortalecer al Estado. Tal vez su pasado batllista o un pragmatismo consciente de la falta de iniciativa privada le llevaron a concebir proyectos de corte intervencionista o a la creación de empresas mixtas (por ejemplo: Conaprole). El Estado interventor de Terra, sin embargo, había cambiado de perspectiva y de aliados. Actuaba en la economía para apuntalar -no para sustituir- al capital privado; era un "estado nodriza", que lejos de hacer frente al sector empresarial, estaba dispuesto a complementar sus esfuerzos.
Las medidas de corte más dirigista se aplicaron al control de cambios y del comercio exterior. El Banco República tuvo el monopolio de la venta de moneda extranjera, derivando la diferencia de cambios a su favor, hacia políticas de incentivo a la producción o de compensación social. Estas últimas se basaron en el asistencialismo, que buscó atenuar los efectos de la crisis.

Julio Cesar Grauert concurre a un acto político el 23 de octubre de 1933 en la ciudad
de Minas,
a su regreso el auto es interceptado por la policía  cerca de Pando.
La policía abre 
fuego y el joven dirigente colorado batllista muere por las heridas
3 días después.


El entierro de éste joven radical  dirigente batllista fue una verdadera
manifestación política, donde  hombres y mujeres expusieron
oratoria (izquierda: discurso de Luisina Luisi) y debieron  enfrentar
los gases lacrimógenos de la policía.

Material elaborado por la docente en base a material e información de: "Uruguay 1929-1938: depresión y desarrollo fabril" de Raúl Jacob s/d. "El impacto de la crisis del '29, los reformismos y aperturas políticas desde mediados de la década del '30" de Lucia Sala de Tourón s/d.
Las imágenes son escaneadas por la docente de "Historia del Urugay en imagenes", 36 cápítulos publicados por El País y B.S.E.

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